El método de improvisación con estructuras melódicas es un sistema ideado para instrumentistas de viento, de hecho, yo lo aprendí en un curso de improvisación con el saxofonista de jazz MARCELO PERALTA, gran músico y gran improvisador, compositor y arreglista.
Dado que estos instrumentos no pueden tocar acordes, pero sí arpegiarlos, este método resulta ideal para que las melodías “destilen” la armonía sobre la que se mueven.
De esta manera, la idea que propone es asignar a cada acorde un conjunto de notas, que incluye las tres notas de la triada básica más una “extraña”, que da colorido al conjunto y no permite que el acorde neutralice totalmente la sonoridad de la estructura, sin esa nota extraña al acorde se perdería gran parte del potencial melódico que estas estructuras contienen.
Además, esta forma de agrupar las notas nos permite muy pronto adelantarnos al efecto que estas notas van a tener sobre el acorde en el que suenan, a diferencia de otras maneras de aproximarse a la improvisación, como por ejemplo el aprender escalas, donde más veces de las deseadas, acabamos moviéndonos por ella sin atender a las armonías subyacentes.
Abajo va el ejemplo 1 que trata de las cuatro triadas básicas y los primeros “mandamientos” de esta forma de trabajo.
SISTEMA DE TRABAJO CON ESTRUCTURAS
OBJETIVOS:
1. Poder entrar en la estructura por cualquiera de sus cuatro notas
2. Poder entrar en la estructura por cualquiera de los tres registros: grave-medio-agudo
3. Poder entrar por cualquier nota y en cualquier registro, que es la suma de los puntos 1 y 2
4. Poder improvisar adecuadamente en tres ritmos diferentes: lento (de 40 a 60 b.p.m.), medio (de 90 a
120) y rápido (de 120 a 160) aproximadamente.
5. Controlar DE MEMORIA la secuencia de acordes sobre la que vas a improvisar
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