Pero como digo, no sólo le debemos eso, sino también, su brillante e inspiradísima didáctica musical, a la que os digo que he vuelto por el trabajo apasionante que desarrollo con mis alumnos de composición.
En esta faceta suya, podemos admirar, en mi opinión, lo mejor que nos han dejado esas dos históricas Escuelas de Viena expresadas a través de la minuciosidad de ejemplos y la sistemática capacidad para analizar el material musical desde todas sus vertientes, dentro de un lenguaje dado. En este grupo también incluyo al señor Hindemith y su "Adiestramiento elemental para músicos", que puso patas arriba todos los tratados de solfeo hasta su llegada y muchos posteriores, cuyos nombres no cito por no faltar al decoro.
Así pues, os muestro el resultado y los pasos que llevan a él si sigues los minuciosos pasos de Schoenberg. Abajo veréis la partitura y en el archivo de audio podréis oírla. No olvidéis la máxima del maestro en estos primeros pasos en la composición: "no busques la belleza, sino la coherencia", y tampoco olvides que este método lo concibió para una universidad norteamericana donde se propuso crear un sistema para poder componer sin "estar inspirado"



1 comentario:
Lo más gracioso del tema es que, efectivamente, funciona.
¡Nos vas a dejar sin excusas a los perezosos!
Un abrazo ;)
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