Uno de los problemas técnicos recurrentes de mano derecha con los que me encuentro con mis alumnos son los referidos a la posición de la mano.
Llegados a cierto momento, alumnos de diferentes niveles-desde primer curso hasta profesionales con la carrera acabada-se encuentran con los siguientes problemas:
1- Incapacidad para realizar arpegios rápidos, equilibrados y fluidos sin esfuerzo.
2- Exceso de movimiento y falta de libertad en la articulación de los dedos, tensión en muñeca, antebrazo y hombro.
3- Incapacidad para realizar acordes de 3 ó 4 notas de forma nítida y siendo capaz de escuchar cada nota por separado.
4- Incapacidad para destacar notas dentro de un acorde o arpegio sin usar un movimiento duro y excesivo.
5- Incapacidad para mantener una curvatura uniforme, eficaz y relajada en los dedos.
Los ejercicios que propongo a continuación han demostrado su eficacia para resolver los 5 problemas anteriores siempre que se observe rigurosamente la manera de abordarlos.
La mano derecha ha de colocarse con los dedos paralelos a las cuerdas y curvados de tal manera que la diferencia de longitud entre el medio y el índice-anular no se note. Esto obliga al medio a curvarse más porque es más largo.
El pulgar actuará extendido y su trayectoria no será estorbada por el índice, de manera que al tocar un acorde de 4 notas, el índice-medio-anular se dirijan a la palma de la mano y el pulgar se mueva hacia el suelo quedando fuera de la acción de los otros. Igual que cuando agarramos la barra del autobús.
Se tocará MUY DESPACIO Y SIENDO CONSCIENTE DE LA ORDEN QUE EL CEREBRO ENVÍA A CADA DEDO INDIVIDUALMENTE. Sólo después de alcanzar este control individualizado se procederá a tocar agrupaciones no acentuadas cada vez más largas. (Esto lo trataré en un siguiente artículo).
El efecto que tiene esta forma de colocar la mano (Escuela de Tárrega) es el crear una proyección del sonido más nítida, diferenciada y que llega más lejos.
Cada dedo ataca la cuerda en un punto distinto, lo que hace que haya también unas pequeñas diferencias de timbre que hacen el acorde o el arpegio más diferenciable nota a nota para el oyente. A nadie se le ocurriría colocar a un cuarteto de cuerda en fila india en un escenario, sino que cada instrumento ocupa un lugar distinto enfrente del público.
Ahora en cuerdas adyacentes: